Metodología de Entrenamiento Deportivo
27 de agosto de 21
Correr en corredora, tartán, arcilla, asfalto, pasto, playa, montaña, tiene cada una sus particularidades. No necesariamente una es mejor que otra, quizás la mejor forma de expresarlo es que todas son complementarias. Mientras que en el tartán puedes mejorar la velocidad de la cadencia, en el asfalto puedes acostumbrar tu cuerpo al impacto y en la corredora buscar mantener un ritmo constante de velocidad y pendiente para acostumbrar al cuerpo a una relación directa entre la velocidad, cadencia y frecuencia cardiaca.
Sin embargo, dentro de las variantes antes mencionadas, existe una que sin duda mejora enormemente nuestro rendimiento: correr en alta montaña. Y, verdaderamente, para los que vivimos en la CDMX es un privilegio contar con diferentes opciones para poder desarrollar nuestras mejoras físicas. Existen diferentes beneficios que puedo mencionar de manera general:
- MEJORA DE FUERZA
- MEJORA DEL RENDIMIENTO CARDIOVASCULAR
- MEJORA DE TECNICA DE CARRERA
- MEJORA DE CONCENTRACIÓN
- MEJORA EN CONOCIMIENTO CORPORAL
- CONCIENCIA Y CONTACTO CON LA NATURALEZA
MEJORA DE FUERZA:
Cuando corremos en terrenos planos y continuos, acostumbramos a nuestro cuerpo a trabajar a un grupo específico de nuestras fibras musculares y debemos recordar que para cada clúster de fibras existe una moto neurona que está siendo estimulada. No obstante, incrementemos la velocidad, los grupos musculares que están siendo estimulados son muy cercanos entre sí. Sin embargo, cuando corremos en la montaña, en la parte del ascenso reclutamos grupos musculares distintos, pues estamos colocando nuestro cuerpo al punto de contacto con el piso en una posición completamente distinta a la del terreno plano o caminadora. Nuestra mecánica de carrera se modifica para poder crear un movimiento hacia adelante, pero al mismo tiempo debemos reducir la oscilación vertical. También, el propio terreno muestra piedras, baches, curvas que hace que nuestro tobillo y pierna en general logre estabilizar los cambios en el ángulo pronador-supinador. Los músculos entonces se adaptan al terreno irregular creando una estimulación diferente de grupos musculares que al final del día solo pueden estimularse bajo esas circunstancias. Por otro lado, tenemos también el descenso, que, sin importar la velocidad del mismo, estará creando un mecanismo de aprendizaje para poder reducir el impacto en rodilla y espalda baja. Lo que sucede después de un tiempo de entrenar, es que, al regresar al terreno plano, podemos capitalizar éstas ganancias de tal forma que corremos con una sensación de ligereza, estabilidad y control mecánico.
MEJORA DEL RENDIMIENTO CARDIOVASCULAR:
Cuando creamos un reto cardiovascular por una diferencia de nuestra presión sanguínea por estar a una mayor altura (presión atmosférica), estimulamos la creación de mayor cantidad de glóbulos rojos, mismos que transportan el oxígeno, por lo que, al tener mayores transportadores de oxígeno, creamos una eficiencia más alta del suministro de oxígeno por menos latidos de nuestro corazón. Sucede, sin embargo, que es poco probable mantener los ritmos de velocidad que conocemos en nosotros mismo al correr en un terreno plano y recién empezamos a correr nuestro corazón se dispara por encima de lo conocido. Por ello es importante medir nuestro nivel de esfuerzo por medio de un monitor cardiaco y comprender que nuestro esfuerzo no solo depende de la velocidad de carrera, sino del nivel de pulsaciones de nuestro corazón. Por tanto, aunque no soportes el nivel de carrera continua, es importante seguir avanzando, pues al final del día para el corazón el esfuerzo prevalece. Con el paso del tiempo, nuestro metabolismo se normaliza y sincroniza nuevamente con nuestra demanda muscular y cuando regresamos al asfalto, con la misma frecuencia con la que estábamos acostumbrados a correr, podemos correr a una mayor velocidad sin mayor esfuerzo adicional.
MEJORA DE TÉCNICA DE CARRERA
La mejora de la técnica de carrera, es en éste caso, un resultado de nuestra mejora en fuerza y cardiovascular. Al tener mejor control de nuestro cuerpo, podemos aligerar la zancada, el impacto con el piso y demás temas antes mencionados sobre la técnica eficiente individual de carrera.
MEJORA DE CONCENTRACIÓN
La mente nos puede llevar a lugares muy oscuros cuando estamos corriendo por mucho tiempo o a intensidades muy altas. La fatiga nos obliga a hacernos preguntas que no necesariamente encuentran la mejor respuesta en ese momento. Es la fatiga muscular y metabólica la que una vez entrenada nos hace enfocar nuestra atención en elementos más positivos. Es decir, cuando corremos en alta montaña y logramos vencer diferentes momentos y etapas complejas, sabemos que somos capaces de más y mejores desempeños y ésta confianza nos ayuda enfocar nuestra respiración y zancada. Nos ayuda a ajustar en el momento hacia una mayor cadencia, no nos deja distraer la mente ante alguna molestia. Superar retos en la montaña, nos hace ver el asfalto como algo más asequible.
MEJORA DEL CONOCIMIENTO CORPORAL
Nada nos ofrece mejor conciencia de nuestro cuerpo que vencer retos que no sabíamos que podíamos crearnos. Cuando llegas a una montaña, solo sabes que hay dos caminos, hacia la cima o al auto. Una vez que comienzas a correr, el cuerpo aprende, relaciona, ubica, trae recuerdos, olores del pasado, hace correlaciones del dolor, del placer, del miedo, de la sensación de victoria. Aun cuando conozcas el camino, hay piedras, charcos, troncos nuevos y sin duda, al regresar a la base…somos más conscientes de nuestro cuerpo y de nuestras capacidades. Aun cuando no hayas corrido lo que consideres planeado o necesario, ahora ya sabes qué tienes que mejorar y tu mente y cuerpo también ya saben el cómo.
MEJORA DE NUESTRA RELACION CON LA NATURALEZA
Es difícil para los que vivimos en la selva de asfalto poder entender, recordar la importancia de la naturaleza. Sin embargo, una vez inmersos en la montaña, rápidamente nuestro cuerpo encuentra una sensación de pertenencia. Nuestra mente reconoce el respeto y la fuerza de un entorno que no es habitual. El olor a humedad, el sonido de la fauna y el viento, el sonido de nuestros pasos creando ecos contra las ramas y rocas…sabemos que estamos vulnerables y esto nos orilla a prestar aún más atención a nuestro entorno de rocas y vados y ramas y charcos y resbalones…poder experimentar nuevos ambientes es sin duda un retorno de nuestro ser a su ser.
Sin duda pareciera que podemos emular la montaña con pendientes en una caminadora o ir al Sope y sentirnos (más) al aire libre y claro que ayuda a nuestro entrenamiento…pero, desde mi punto de vista, correr en la montaña es una obligación para todo atleta. No importa la velocidad, la distancia…importa estar ahí y vencer nuevos retos. La montaña nos dignifica.