Fisiología del Ejercicio y Nutrición

27 de agosto de 21

Mucho se escucha sobre cómo el alcohol y el café crean escenarios en nuestro cuerpo que pueden afectar nuestro rendimiento. Incluso uno de los más interesantes debates que tuve con un gran entrenador y amigo fue cuando terminamos de competir en un “RETO VIKINGO” en 2010. Al cruzar la meta, nos colgaron la medalla, nos dieron algo de fruta y una cerveza Heineken. Ella aceptó gustosamente, yo también y brindamos por nuestro logro…acto seguido me dice “¿ves coach? Te dije que el alcohol si ayuda a hidratar… ¿de qué otra forma iban a darnos una cerveza éstos compadres? Definitivamente, si afectara, no dejarían que nos dieran chelas en la meta…” Yo, sabía que era cuestión de tiempo para que pudiéramos avivar un viejo debate. Mi respuesta fue tajante. “Si dan alcohol, no es por “buena onda”. Si dan alcohol es por posicionar la marca, vender cervezas en otro mercado. El objetivo no es hidratar. El objetivo es vender y saben perfectamente que ahora, con dos chelas, vamos a querer 6. Euforia, alegría, amigos, música. Mix perfecto para vender harta chela…”. Cabe señalar que nunca había visto tantos borrachos juntos tan rápido. Los vendedores de cerveza la pasaron mal ese día. Y no solo ellos, mi amigo al día siguiente estaba con calambres constantes, mismos que no desparecían rápidamente. El tema es sencillo. El alcohol disminuye la capacidad de balancear el sodio y el potasio adecuadamente. El cuerpo, luego de entrenar ha hecho trabajar al riñón, hígado y páncreas a tope y no tiene las mismas capacidades de filtrado de toxinas. El alcohol inhibe los procesos neurológicos, haciendo más lentos los impulsos, por lo tanto, se pierde la capacidad de almacenar y registrar los nuevos procesos informativos que se dieron durante el entrenamiento y (lo más lamentable) se inhiben los procesos de recuperación. Es decir, ese día de entrenamiento es básicamente un día perdido.

En el maratón de la CDMX la gente que sale a las calles nos ofrecen refresco de Cola, dulces, miel, fruta, chocolate, barras de energía, nueces, chelas y hasta abrazos y besos. De todo esto, debemos evitar lo que sea dulce sintético, agua carbonatada, chocolate con leche y por supuesto la cerveza. Miel, fruta, chocolate amargo, besos y abrazos bienvenidos. Nuestro cuerpo ya está trabajando a marchas forzadas…cualquier cosa que sume al trabajo, resta en nuestro rendimiento.

Entonces ¿cuándo debemos tomar alcohol? La respuesta es simple, en reposo, con alimentos y siempre compensando por cada vaso de vino, cerveza, caballito de mezcal, un vaso con agua. Tratar de evitar tomar más de 2 copas por hora (dependiendo el peso) y evitar bebidas extremadamente dulces. En caso de que las copas se pasen de nivel, y amanecer con resaca al día siguiente, NO ENTRENAR. El cuerpo, cómo he mencionado en otro artículo, no suda las toxinas del alcohol y por ende, no nos hace ningún bien entrenar “para sacar la cruda”. Ni modo, a tomar agua y reposar y comer muchos carbohidratos. ¡ah! y no se metan al sauna o al vapor. Tampoco crear más deshidratación ayuda a nuestro cuerpo.

 Con respecto al café, aquí si tenemos un famoso conflicto. ¿Estimular al sistema nervioso por medio de la cafeína o afectar nuestro sistema de balance sodio-potasio en el corto plazo? Ambas. Si, ambas. Podemos ayudarnos del café para estimular el sistema nervioso central, aprovechar sus antioxidantes, favorecer a la motilidad intestinal y compensarlo con tomar más agua de manera inmediata. Es decir, a diferencia del alcohol, podemos aprovechar los beneficios de la cafeína y complementar con agua de tal forma que podamos incluso mejorar nuestro rendimiento.

Así que podemos concluir que, al finalizar una carrera, puedes tomar las cervezas que gustes, pero no con la finalidad de hidratarte y con la idea clara de las consecuencias de hacerlo. Por el otro lado, tomar café siempre será una buena idea, solo hay que tomar más agua para ayudar a compensar el efecto deletéreo de la deshidratación.

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